Trátenlos con ternura – Papa Francisco
Papa Francisco celebró la Misa para el Tercer Retiro Mundial de Sacerdotes el 12 de Junio de 2015, la Fiesta del Sagrado Corazón. En su homilía a los sacerdotes les habló de la ternura de Dios: una ternura como la de un padre o una madre que enseña a su criatura a caminar. Una ternura que ata en la libertad a su pueblo, atrayéndolo «con lazos de amor, con ataduras de amor». Explicó que luego Dios nos dice a nosotros y a su pueblo, «Yo era para ti como los que alzan a una criatura a las mejillas y lo besaba, y me inclinaba y le daba de comer». Pensando en esa ternura de Dios, ¿cómo podría ser que nos abandonara al enemigo? Cuando nos encontramos en momentos de dificultad o de inseguridad, el Señor nos dice: «pero si hice todo esto por vos, ¿cómo pensás que te voy a dejar solo, que te voy a abandonar?»
Dando el ejemplo de los mártires coptos de Libia, Papa Francisco notó que se murieron con el nombre de Jesús en los labios, confiándose en el amor de Dios. «¿Cómo te voy a tratar como un enemigo? Mi corazón se subleva dentro de mí y se enciende toda mi ternura». No es un día de ira que les espera sino un día de perdón de pecados y de la ternura de un Padre, el Santo en medio de nosotros. Ese amor y ternura son el don del Padre para todos sus hijos, para cada uno de nosotros.
Muchas veces le tenemos miedo a la ternura de Dios y no nos dejamos experimentarla. En tales momentos «somos duros, severos, castigadores» con nuestros prójimos (y hasta con nosotros mismos). Hablando a los sacerdotes, pero con palabras que los demás debemos escuchar también, explicó que no debemos ser como un pastor que cuidaba a solamente una oveja y dejaba andar perdidos a las noventa y nueve otras ovejas. Dice, «El corazón de Cristo es la ternura de Dios». Así que los pastores (y el pueblo de Dios) han de ser pastores (y pueblo) «con ternura de Dios, que dejen el látigo colgado en la sacristía (o el gabinete) y sean pastores (y pueblo) con ternura, incluso con los que le traen más problemas.»
Concluyendo su homilía, Papa Francisco dice, «Nosotros no creemos en un Dios etéreo, creemos en un Dios que se hizo carne, que tiene un corazón, y ese corazón hoy nos habla así: “vengan a mí si están cansados, agobiados, y los voy a aliviar, pero a los míos, a mis pequeños trátenlos con ternura, con la misma ternura con que los trato yo”. Eso nos dice el corazón de Cristo hoy y es lo que en esta misa pido para ustedes y también para mí».
(La homilía del Papa Francisco fue escrita para una misa celebrada con un grupo de sacerdotes, pero las ideas son importantes para todos nosotros, el pueblo de Dios. Así que he incluido mención de los demás de nosotros entre paréntesis.)
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